lunes, agosto 07, 2006

¡Buena singladura, Pequod!

He escogido para inagurar este blog las primeras lineas del Moby Dick de Melville. Que sean como esas botellas que se estrellan contra el casco en la botadura de un barco:
"Podeis llamarme Ismael. Hace algunos años -no importa cuantos , exactamente-, con poco o ningún dinero en mi billetera y nada de particular que me interesara en tierra, pense darme al mar y ver la parte líquida del mundo. Es mi manera de disipar la melancolía y regular la circulación. Cada vez que la boca se me tuerce en una mueca amarga; cada vez que en mi alma se posa un noviembre húmedo y lluvioso; cada vez que me sorprendo deteniéndome, a pesar de mi mismo, frente a las empresas de pompas fúnebres o sumandome al cortejo de un entierro cualquiera y, sobre todo, cada vez que me siento a tal punto dominado por la hipocondría que debo acudir a un robusto principio moral para no salir deliberadamente a la calle y derribar metódicamente los sombreros de la gente, entonces comprendo que ha llegado la hora de darme al mar lo antes posible. Esos viajes son, para mi, el sucedáneo de la pistola y la bala. En un arrogante gesto filosófico, Catón se arroja sobre su espada; yo tranquilamente, tomo un barco. No hay nada de asombroso en esto. Pocos los saben, pero casi todos los hombres, sea cual fuere su condición, alimentan en un momento dado esos sentimientos que me inspira el océano."
Aunque el lenguaje suene muy anticuado, siempre me ha impresionado la presentación de Ismael. Ese sentirse de más en el mundo de todos los días, como si el suelo congelara los pies solo con pisarlo me ha parecido el retrato de cuantos nos sentimos ajenos, desarraigados, un poco forasteros de nosostros mismos. De los que, a menudo, asumimos mas riesgos en la huida que en el enfrentamiento.

1 comentario:

Anónimo dijo...

ese desarraigo , me es familiar, tendre que leerme esa presentacion de Ismael.Nunca lo hubiera expresado de ese modo,,,,,asi no hace daño.